Sin duda cambiar de ciudad supone un gran cambio. ¿Y tú, alguna vez te has mudado a una ciudad nueva? Esa mudanza supone una nueva vida, nuevos lugares, nuevos amigos, planes, experiencias, formas de vida. Notaremos el cambio en el modo de vida sobre todo si nuestro destino es lejano y con una cultura diferente a la de nuestra ciudad de origen.

Las causas del cambio pueden ser variadas: tener un nuevo empleo, comenzar unos estudios, una relación amorosa, motivos familiares… o simplemente por querer cambiar de aires y empezar de cero.

Según el motivo por el que nos traslademos, puede que nos guste la idea de hacerlo, o que por el contrario, no queramos irnos de nuestra propia ciudad. Todo dependerá de lo a gusto que estemos en ella y de las expectativas que tengamos en cuanto a nuestra nueva vida en ese otro lugar.

Si, por ejemplo, la causa del cambio es por que hemos sido contratados para un puesto en otra ciudad, seguramente nos mostraremos ilusionados y alegres, ya que tenemos un nuevo trabajo, lo mismo pasaría con las relaciones, si nos trasladamos por vivir con nuestra pareja estaremos encantados de comenzar esta nueva etapa junto a él o ella.

Siempre que miremos con optimismo este nuevo proyecto vital que se nos pone por delante, estaremos más tranquilos y relajados, aceptando mejor los posibles contratiempos, aunque eso dependerá además de nuestra capacidad de adaptación general, y sobre todo, ante los cambios y situaciones inesperadas que pueden darse.

Pues, hemos de tener muy en cuenta que al cambiar de residencia pueden surgir muchos imprevistos que requieran que modifiquemos nuestro plan preestablecido, puede que no encontremos piso en el barrio o zona donde nos conviene o que las distancias entre un lugar y otro sean mayores a las que suponíamos al ojear el mapa.

También es posible que tengamos que hacer frente a gastos más importantes de los esperados, como posibles reparaciones del hogar y demás inconvenientes.

En el caso de mudarnos a una ciudad extranjera uno de los grande hándicaps puede ser el idioma. Si, por ejemplo, somos españoles y nos mudamos a Turquía, o a Polonia, y no manejamos ni el turco ni el polaco, hemos de tener un nivel de inglés suficiente para poder entendernos con la gente de allí.

Así, si queremos ser previsores, podemos tomar cursos del idioma que se hable en esa ciudad antes de trasladarnos, aunque bien es cierto que luego notaremos una gran brecha entre el idioma académico, es decir, el que nos enseñan en cualquier clase, y el idioma “real” o de la calle.

Este cambio puede incluso hacernos pensar que no sabemos nada de ese idioma, ya que habrá expresiones, acortaciones, o modificaciones de las palabras y estructuras más formales que se suelen enseñar.

Pero, como en todo, la mejor forma de aprender es practicando, normalmente en todas las ciudades hay grupos de intercambios de idiomas a los que podemos acudir, muchos de ellos son incluso gratuitos y son, a la vez, una forma genial de conocer gente, tanto locales, como extranjeros de diversas partes del globo mientras aprendemos el idioma local.

Al cambiar completamente nuestro hogar, nuestras rutinas, objetivos y amistades, puede que sintamos nostalgia de lo que hemos dejado atrás, aunque esto, por supuesto, no quiere decir ni que no vayamos a volver nunca, ni que vayamos a perder el contacto con dichos amigos. Todo dependerá de nuestros objetivos y de si en un futuro volveremos a casa, o si por el contrario queremos establecernos permanentemente en ese nuevo lugar al que vamos.

Si vamos a vivir solos tendremos que hacernos responsables de todas las tareas de la casa: limpiar, recoger, hacer la compra en el supermercado, lavar y planchar la ropa… salvo que contratemos a alguien que lo haga por nosotros.

Cuando vayamos a estudiar o trabajar tendremos que organizarlo todo nosotros y ser constantes a la hora de estudiar o cumplir con los plazos de entrega. Aunque por supuesto, podremos gozar de una agradable independencia y sentirnos autosuficientes, siendo nosotros los encargados de llevar las riendas de nuestro hogar y nuestras obligaciones.

Quizás el tema de los amigos y familia pueda ser uno de los más peliagudos, ya que probablemente los extrañaremos y muchas veces pensaremos que daríamos cualquier cosa por tenerlos al lado en determinados momentos.

Hoy en día, por suerte, existen facilidades que nos permiten mantener el contacto incluso aunque cada una de las partes esté en un extremo del mundo: Skype, Whatsapp, Facebook… al igual que todas las redes sociales y aplicaciones que nos puedan ayudar a saber de los nuestro, a verlos, aunque sea por vídeo, y a mantenernos al día mutuamente de todas las novedades y sucesos de nuestras vidas.

Otro de los puntos es que podemos conocer nuevas culturas y ver las cosas diarias desde perspectivas originales y diferentes a las nuestras. Podemos pensar que esto solo sucede al viajar al extranjero, pero nos sorprendería ver lo distinta que puede ser la vida en una ciudad vecina a la nuestra, puede que nos guste o que por el contrario no nos haga gracia, o que incluso nos desagrade, esa forma de vida o costumbres, pero, ¿quién sabe? Hasta que no estemos allí y lo vivamos en primera persona dará igual lo que hayamos pensado, nos hayan dicho o creamos, todas nuestras ideas preconcebidas pueden cambiar en milésimas de segundo.

Uno de los grandes impedimentos a la hora de cambiar nuestro lugar de residencia, así como nuestra vida en mayor o menor medida, es el miedo, el miedo a los cambios, el miedo a la soledad, a lo desconocido, a no saber qué nos espera… todo esto puede hacernos ver las cosas desde una perspectivas algo, o bastante, negativista, lo que incluso puede hacer que decidamos quedarnos donde estamos y no lanzarnos a vivir esa nueva etapa.

Hay personas a las que ayuda bastante el organizar todos los aspectos de ese cambio, tener todos los cabos atados antes de mudarse, hay otras a las que no les importa demasiado, puede que incluso hasta les de exactamente igual no saber lo que van a encontrar al llegar y prefieren vivir al límite, improvisando sobre la marcha.

Esto depende muchos de nuestras características individuales y de nuestra personalidad, aunque si vamos a viajar a un lugar exótico hemos de ser previsores y saber si necesitaremos visados, vacunaciones o diversos trámites burocráticos para poder viajar sin problemas.

Además una vez en el destino hemos de realizar gestiones y papeleos como pueden ser cambiar de ubicación la demanda de empleo, el lugar de residencia o el empadronamiento, además de que si vamos a estudiar necesitaremos hacer trámites en la universidad de destino.

Dependiendo de como sea el cambio podemos sentirnos agobiados o decepcionados, por ejemplo, si cambiamos de una ciudad muy pequeña a una metrópoli podemos sentir que hay demasiada gente y llegar a estresarnos bastante.

Si por el contrario, emigramos de una ciudad grande a una que es más pequeña, creeriamos que se asemeja más a un pueblo, pues seguramente lo que sucederá es que que nos percataremos de que, en comparación con nuestra ciudad, no hay apenas opciones de ocio o encontraremos que la oferta formativa es bastante limitada.

Por último, pero no por ello menos importante, hemos de tener claro con cuanto dinero contamos, para ello es buena idea establecer un presupuesto, que contenga los fondos, así como los dispendios que haremos en pagos como alquileres o hipotecas, gastos de transporte y desplazamientos, compras de alimentación y enseres de primera necesidad, contratos de móvil, televisión e internet, así como de las facturas de luz y agua, junto con los impuestos pertinentes.

8 Ventajas de cambiar de ciudad

1. Cambiar de ciudad es casi siempre empezar una nueva vida:

Sin duda esta será una gran oportunidad para comenzar de cero, romperemos con todo, sobre todo con lo negativo, y podremos reinventarnos como persona descubriendo nuevas facetas de nosotros mismos que nos sorprenderán increíblemente.

2. Conocer personas nuevas y socializar.

Será una gran oportunidad para conocer gente de muchos lugares y hacer nuevos e interesantes amigos, con los que compartir grandes momentos y conocer la ciudad desde diferentes perspectivas.

3. Vivir nuevas experiencias:

Desde probar nuevas comidas, hasta vivir cambiando todos nuestros hábitos y rutinas más afianzadas, descubriendo nuevas actividades y pasatiempos.

4. Descubrirás nuevas culturas:

Descubriremos nuevas formas de vida, hablaremos nuevos idiomas, en caso de viajar al extranjero, y conoceremos gente de diferentes nacionalidades y culturas.

5. Ampliaremos nuestros horizontes:

No solo en lo que a lugares se refiere, pues abordaremos diferentes puntos de vista y nos volveremos más flexibles y comprensivos.

6. Gozaremos de más independencia:

Sobre todo en el caso de que vayamos a vivir solos, pudiendo invitar a amigos o realizar reuniones y fiestas en casa para disfrutar de tus nuevas amistades.

7. Nos volveremos más flexibles y resolutivos:

Tendremos que aceptar los cambios y aprender a adaptarnos, para de esta forma sacar provecho de todas estas situaciones, a veces desagradables, en pro de un aprendizaje personal.

8. Encuentra un trabajo que te guste.

Mudarse de ciudad muchas veces es motivado por la búsqueda de empleo, tanto si quieres trabajar para una empresa por cuenta ajena, como si quieres intentar abrir tu propio negocio.

8 Desventajas de cambiar de ciudad

1. Si solo te mudas tu, te encontraras solo/a:

Sobre todo cuando tengamos diferentes problemas o necesitemos ayuda, nos daremos que nos faltan los nuestros, y echaremos en falta esa mano amiga que nos ayude y nos apoye en momentos de debilidad y dificultad.

2. Echaras de menos a las personas que dejas atrás, familia y amigos:

Al estar lejos no podremos vivir el día a día con nuestros seres queridos, por ello echaremos en falta disfrutar de los pequeños momentos con ellos, aunque podamos recurrir a las tecnologías para sentirlos más cerca.

3. Sentiremos miedo e incertidumbre:

Ante estas situaciones nuevas e imprevisibles podemos sentirnos incluso aterrados, pero es necesario si queremos lanzarnos a la aventura y vivir esa gratificante experiencia.

4. Cambiar y mudarse de ciudad es caro:

Cambiar de ciudad no es apto para todos los bolsillos, pues no resulta demasiado barato, tenemos que gastar un dinero importante en vivienda, alimentación y diferentes gastos de mantenimiento, por ello necesitaremos saber nuestro presupuesto antes de partir.

5. Puede que cambiar de ciudad no cumpla las expectativas:

Sobre todo si nuestros objetivos son demasiado ambiciosos, podemos frustrarnos al no conseguir lograrlos a la primera o incluso al fallar en su consecución definitivamente, pero debemos de ser resilientes y conseguir adaptarnos a los cambios que se presenten, reinventándonos y marcándonos nuevas metas que nos estimulen a seguir adelante.

6. Tendrás que encargarte de las tareas del hogar:

En caso de que vivas solo tendrás que hacerte cargo de todas las tareas domésticas, cómo mantener la casa limpia o realizar reparaciones.

7. Trámites burocrático y administrativos:

Al cambiar el lugar de residencia tendrás que modificar tu domicilio en diferentes entidades como oficina de empleo, empadronamiento o universidades.

8. Imprevistos y cambios:

Sin duda surgirán situaciones inesperadas e inconvenientes que alterarán nuestros planes, pudiendo llegar a hacernos perder la paciencia.

¿Y tú qué opinas sobre los beneficios y los contra beneficios de cambiar de ciudad?

Ya hemos visto lo bueno y lo malo que nos trae cambiar de ciudad pero, ¿y tú, te irías a vivir a una ciudad diferente a la tuya si tuvieras la oportunidad? ¿Lo has hecho alguna vez? ¡Estamos deseando conocer tu experiencia y tu opinión sobre ello!