Aunque pueda parecernos extraño, en nuestras sociedades modernas el uso de pastillas de diverso tipo y con distintas funciones está muy extendido, quizás demasiado en muchos casos. Pastillas para la inflamación, analgésicos para el dolor, antidepresivos, pastillas para dormir o perder peso. Una de las más utilizadas son los somníferos, sí, pastillas para dormir.
No es raro que en algún momento de nuestras vidas necesitemos consumir somníferos por distintas situaciones, ya sea por estrés, depresiones, preocupaciones o problemas endocrinos. Esto no resulta nada grave ni preocupante, siempre que se haga con la aprobación de nuestro médico, el cual ha de supervisar la toma de medicamentos, sobre todo si esto se alarga en el tiempo.
Existen principalmente dos tipos de insomnio, aunque muchas veces se mezclan o alternan en un mismo paciente. El primero de ellos es el insomnio de conciliación, que afecta al momento en el que intentamos dormir, siendo incapaces de lograrlo, esto es, de conciliar el sueño, de ahí su nombre. Por otra parte, encontramos el insomnio de mitad de la noche, el cual se expresa porque el paciente se despierta de madrugada y ya no es capaz de volver a dormirse, permaneciendo en vela hasta que se canse y decida levantarse o simplemente permanecer acostado, pero sin poder dormir.
Así pues, aunque podemos adquirir pastillas para dormir en cualquier farmacia de nuestro barrio sin necesidad de tener una receta médica, se recomienda encarecidamente informar a nuestro doctor de que estamos sufriendo problemas relacionados con el sueño, para que él pueda evaluar la gravedad y las causas de dichos trastornos y así poder ponerle una solución definitiva.
El poner una solución definitiva es clave, pues muchas veces al tomar somníferos lo que hacemos es enmascarar ciertos síntomas que evidencian otros trastornos y patologías. Por ello es necesario que estemos atentos a esos síntomas que pueden hacernos sospechar de que estamos sufriendo algún problema que afecta más o menos seriamente a nuestra salud y bienestar tanto físico como mental.
Muchas veces en cuanto pasamos un par de noches en las que nos cuesta un poco más de lo habitual conciliar el sueño cuando nos acostamos y/o nos desvelamos en mitad de la noche y ya no podemos volver a dormirnos plácidamente, echamos mano sin dudarlo de pastillas contra el insomnio.
Pero recurrir tan rápidamente a los somníferos no es demasiado buena idea, la explicación de esto es que cuando tomamos somníferos se desencadenan una serie de reacciones en nuestro cuerpo, activándose ciertos mecanismos que facilitan que estemos relajados y tranquilos, lo que favorece que entremos en un estado propicio para dormirnos.
Estas reacciones pueden provocar muchos inconvenientes tanto a nivel orgánico como funcional, pues como casi todos los medicamentos, los somníferos tienen una larga lista de efectos secundarios.
4 Efectos secundarios de los somníferos:
1. Somnolencia:
Tanto diurna como nocturna, por ello se desaconseja manejar maquinaria como coches o motocicletas, además de que por supuesto resulta muy peligroso conducir otros vehículos como tractores o camiones, pues se pone en juego nuestra vida y las de todos aquellos con los que nos crucemos.
2. Problemas respiratorios:
En concreto se produce una depresión del sistema respiratorio, más frecuente si lo que se usan son barbitúricos, que son fármacos que actúan sedando el sistema nervioso central, lo que lleva a una sensación de ahogo, y en los casos más graves puede incluso provocar la asfixia del paciente.
3. Hipotensión:
Con una bajada sustancial de la presión arterial tanto diastólica como sistólica, o lo que se conoce popularmente como el número bajo y el alto que nos dan cuando nos tomamos la tensión, esto puede desencadenar la presencia de mareos, sensación de fatiga, poca fuerza o sentirnos muy flojos y que todo nos cueste mucho trabajo.
4. Falta de reflejos o hiporreflexia:
Notando que reaccionamos muy lentamente a los estímulos que se nos presenten y realizando las acciones que tengamos que realizar de una forma realmente lenta.
Los problemas mas frecuentes de los somníferos
Ciertamente, estos problemas son más frecuentes con los fármacos para los que es necesario tener una receta médica si queremos adquirirlos, aunque esto no quita que también se den esos efectos secundarios con las pastillas que nos dispense el farmacéutico cuando le comentemos que tenemos dificultades para dormir.
Pero claro, si nuestros problemas para dormir vienen de un suceso o período estresante pero puntual, como exámenes, operaciones o incertidumbres varias, seguramente cuando este momento pase de largo también pasen los problemas para dormir, por lo que si consumimos pastillas para el insomnio lo haremos solo durante unos días, lo cual no resulta peligroso.
Sin embargo, ¿qué pasa si este insomnio se cronifica y no desaparece con el simple paso del tiempo? bien, pues es aquí donde surge la encrucijada, en la que deberemos decidir si dormir más fácilmente recurriendo a los somníferos o por otra parte preferimos no hacer uso de ellos y recurrir a otras alternativas.
Algunas de esas técnicas que evitan el uso de somníferos son terapias alternativas como la aromaterapia o la acupuntura, aunque no hay que irse tan lejos, pues puede que si nuestro insomnio no es muy grave se solucione con algunos cambios de hábitos.
Generalmente las pautas que se dan a los pacientes con insomnio son cambios en la dieta, pues lo que comemos afecta a nuestra salud de todas las formas posibles, lo cual incluye por supuesto a nuestro sueño, a la calidad y el tiempo del mismo, así como a la facilidad o dificultad para conciliarlo, por lo que se recomienda el consumo de alimentos ricos en melatonina y triptófano, así como aquellos otros con elevados niveles de magnesio y vitamina D los cuales ayudan a regular el sueño, favoreciendo que el insomnio desaparezca sin necesidad de consumir medicamentos.
Algunos de estos alimentos son el plátano, las almendras, los frutos rojos, los lácteos y los cereales integrales. Por el contrario, hemos de evitar aquellas comidas que tengan azúcares refinados o que sean muy grasientas.
Otro método para combatir el insomnio es el deporte, la realización de actividad física de intensidad media-alta o de alta intensidad hace que en nuestro cuerpo se liberen una serie de neurotransmisores que harán que nos sintamos relajados y tranquilos, favoreciendo el control de la ansiedad y haciendo que sea más sencillo el descanso.
También se recomienda la realización de actividades y técnicas que favorezcan la relajación, algunas de las más frecuentes son el yoga, la meditación, el mindfulness o técnicas de respiración profunda.
Para conocer la forma correcta y por tanto efectiva para realizarlas se recomienda acudir a un profesional que nos ayude y nos enseñe.
Pero, ¿por qué es tan peligroso o desaconsejable consumir somníferos regularmente?
Bien, partiendo de la base de que los problemas surgen principalmente cuando el consumo de somníferos se cronifica, esto sucede porque se dan tres procesos importantes, uno de ellos es la habituación.
La habituación hará que nuestro organismo se acostumbre a tener que procesar las sustancias y elementos que conforman el medicamento contra el insomnio, esto provoca que cada vez el proceso sea más rápido y efectivo, lo que a su vez ocasiona que el efecto sedante de los somníferos sea cada vez más y más leve.
Esto también se denomina nivel de tolerancia, lo cual hace referencia a que cada vez el organismo tolera mejor la cantidad del medicamento a la que se ha acostumbrado, desapareciendo progresivamente los efectos de esa medicina.
Como nuestro cuerpo se va acostumbrando a las pastillas contra el insomnio que estemos tomando, no es raro que la respuesta sea subir las dosis del medicamento, si esto se hace ha de ser el médico quien lo regule y decida que necesitamos mayores dosis de dicho somnífero, de lo contrario, si lo hacemos por nuestra cuenta podrían darse sobredosis que lleven a graves problemas, e incluso en casos muy extremos pueden resultar incluso mortales.
Por otra parte, pero ligado estrechamente al fenómeno de habituación encontramos el efecto rebote, el cual surge si se interrumpe de forma brusca el consumo de las pastillas contra el insomnio que estemos acostumbrados a tomar, para evitarlo lo mejor será seguir las pautas de nuestro médico o farmacéutico, que nos recomendará no dejar de tomar las pastillas del tirón, si no ir bajando las dosis de cada toma, o hacerlas de forma intermitente. De esta forma nuestro cuerpo se acostumbrará paulatinamente al cambio y no sufriremos tantos efectos producto de dejar de tomar los somníferos.
El tercero de los fenómenos es el del síndrome de abstinencia, el cual se dará cuando nos hayamos acostumbrado y vendrá acompañado del efecto rebote. Sí, es lo mismo que se trata en personas adictas a las drogas o al alcohol, pues de alguna forma el consumo de somníferos se ha vuelto para nosotros un proceso adictivo.
No es broma, los somníferos, al igual que muchos otros fármacos, tienen muchos efectos y procesos en común con muchas de las drogas más conocidas, el aumento del nivgel de tolerancia, el efecto rebote, el necesitar cada vez dosis más y más altas, y por supuesto el temido y desagradable síndrome de abstinencia.
Este síndrome de abstinencia recoge un fenómeno que consiste en una serie de repercusiones que surgen de dejar de consumir la sustancia a la que estábamos habituados, los síntomas varían según la sustancia, y también de sujeto a sujeto, por lo que dejar de tomar los somníferos puede desencadenar reacciones totalmente diferentes, e incluso contrarias, entre unas personas y otras.
Los síntomas más frecuentes en el síndrome de abstinencia en el caso de los somníferos son la irritabilidad, la reaparición del insomnio de forma mucho más intensa y persistente que antes de empezar a tomar somníferos, confusión, hipertermia, es decir, temperatura corporal elevada, convulsiones, e incluso puede llegarse al coma o la muerte. Este síndrome será mucho más intenso cuanto más brusca es la interrupción del consumo de las pastillas y cuanto más alta era la dosis y el tiempo que se haya pasado consumiéndolas.
Si se dejan de consumir somníferos de forma más gradual y siguiendo las instrucciones pertinentes los síntomas serán mucho más leves, por ejemplo, suele darse ansiedad, dolores de cabeza, sueños vívidos o pesadillas, náuseas y fatiga y cambios de humor entre otros.
Estos síntomas dependen mucho de cada paciente, pero suelen desaparecer en un lapso de tiempo que depende mucho de las medidas que se tomen para contrarrestar esos efectos. Para más información sobre como disminuir estos efectos secundarios se recomienda acudir a un médico que nos examine personalmente.
Estos cuadros se complicarán seriamente si se consumen somníferos junto con otras sustancias psicotrópicas como drogas o alcohol, pudiendo provocar esto serias intoxicaciones cuyas consecuencias pueden ser muy graves y resultar permanentes.
Por otra parte, hay que destacar que existen grandes diferencias entre los fármacos de venta libre y los que son recetados por los médicos, ya no solo en su composición, que lógicamente será muy diferente, siendo más intensos los que requieren receta. Si no en el precio de cada uno de ellos, así como en el diseño de los envases.
De esta forma nos encontramos con que los somníferos que podemos comprar sin receta son increíblemente caros, pudiendo alcanzar un precio de unos 15 euros una caja con unos 10 comprimidos, es decir, que no nos va a durar más de una semana y media. En el lado contrario, los medicamentos de venta por medio de receta no suelen ser más caros que 1 o 2 euros, viniendo además empaquetados en envases con unos 30 comprimidos, es decir, para su consumo mensual.
Visto eso, existen grandes diferencias entre los dos tipos de medicamentos, aunque las funciones en muchos casos son realmente parecidas. Por ello, además de por supuesto por cuidar nuestra salud, si vemos que vamos a necesitar consumir somníferos más de unos pocos días es mejor que acudamos a nuestro médico, le expliquemos nuestros síntomas y problemática para dormir y le pidamos que nos recete los somníferos que mejor se ajusten a nuestras necesidades y nuestro estado de salud.
Uno de los datos más impactantes sobre el consumo de somníferos es que cuando una persona comienza a consumirlos de forma frecuente es realmente difícil que esa persona consiga volver a dormir por sí misma manteniendo una buena calidad el sueño, y haciendo que este dure el tiempo necesario.
Pues es muy frecuente que cuando alguien intenta dormir por sí solo sin la ayuda de los somníferos le resulte imposible conseguirlo, lo cual por supuesto denota la importancia que tienen los fenómenos e habituación y los tintes de droga, por su potencial adictivo, de estos medicamentos.
Después de haber leído todo esto podrás decidir si los somníferos son la mejor herramienta para combatir tu insomnio, o si prefieres no caer en la trampa y probar antes otros métodos que puedan ayudarte a la hora de conciliar el sueño y que este dure toda la noche, siendo reparador y agradable.
6 Ventajas de tomar somníferos.
1. Podremos dormir plácidamente:
Gracias al uso de los somníferos podremos acabar con los problemas de insomnio de una forma más o menos sencilla.
2. No suelen causar problemas muy graves:
Aunque tienen muchos efectos secundarios estos no suelen ser demasiado graves, sobre todo si el consumo de somníferos es algo esporádico y puntual, aunque la cosa cambia si consumir pastillas para dormir se encuentra entre nuestros hábitos diarios.
3. Los somníferos son baratos:
Sobre todo si se adquieren con receta resultan un tratamiento barato y que además suele venir en paquetes que nos durarán aproximadamente un mes, por lo que no tendremos que acudir continuamente a la farmacia para adquirir otra caja.
4. Sencillos de tomar:
Se trata de unos comprimidos que solo tendremos que tragar, podemos ayudarnos con un vaso de agua o de otro líquido como leche o batidos, zumos o infusiones, de esta forma no nos resultará nada difícil tomar el tratamiento contra el insomnio.
5. Estaremos descansados y relajados:
Gracias al efecto sedante de los somníferos se consigue acabar con la inquietud o el malestar provocado por la falta de sueño y el agotamiento que eso genera a nivel tanto físico como mental.
6. Bien vistos socialmente:
Al contrario de lo que ocurre con otros fármacos como los antidepresivos o los ansiolíticos, el consumo de somníferos no constituye una lacra social, pues en la sociedad moderna en la que vivimos lo más común es que el ritmo de vita y las preocupaciones y el estrés nos provoquen ciertas dificultades para poder dormir.
6 Desventajas de tomar somníferos.
1. Dependencia del medicamento:
Si nos acostumbramos a tomar somníferos cada noche lo más normal es que acabemos dependiendo de estas sustancias para poder dormir.
Esto lleva a que si un día, por la razón que sea, como que se te hayan acabado las pastillas, que te quedes a dormir fuera de casa sin haberlo planeado, o que se te olviden los somníferos en casa, hará que pases unas noches en blanco aún más largas y horribles que las que el insomnio por sí solo genera, ya que nuestro cuerpo se ha habituado a que para dormir es necesario consumir las pastillas para el insomnio.
2. Síndrome de abstinencia:
Como en el punto anterior se ha mencionado, el acostumbrar a nuestro organismo al consumo diario de somníferos se genera una necesidad de este consumo, y cuando este no se produce por el motivo que sea, o si decidimos dejar de tomarlos de forma voluntaria, se desencadenarán una serie de síntomas, los cuales incluyen ansiedad, insomnio, irritabilidad, taquicardias… fruto de la abstinencia. Por ello se recomienda dejar de consumir somníferos de una forma controlada y paulatina.
3. Necesitaras dosis cada vez más elevadas:
Si se consumen somníferos regularmente nos encontraremos con que llegará un momento en el que nuestro cuerpo se ha acostumbrado tanto a que le demos esa sustancia que esta dejará de hacer el efecto que hacía en un principio.
Esto ocasiona que las dosis que consumimos sean cada vez más y más altas para poder disfrutar de los efectos sedantes de los somníferos, es entonces cuando es más probable que se den todos los efectos secundarios, y con una intensidad mayor y más peligrosa.
4. Muchos efectos secundarios:
Aunque no suelen ser efectos secundarios muy graves, salvo que se superen las dosis recetadas, que son las dosis seguras para el paciente en cuestión, pues el médico ha tenido en consideración todas las características y particularidades del paciente en cuestión.
5. Estos efectos pueden resultar incómodos y molestos:
A lo mejor hay algunos a los que estar un poco más -dormidos- de día, es decir, que presentan somnolencia diurna, no les afecta mucho y no interfiere en el desarrollo de sus actividades diarias, pero para otros tantos esto supone un serio problema, porque les resulta molesto o porque no resulta seguro el manejo de ciertas máquinas o sistemas, así como también afecta a algo tan rutinario como la conducción de un automóvil.
6. Son como una droga:
Los somníferos son unos de los medicamentos más potencialmente adictivos que existen, junto con los antidepresivos y los ansiolíticos.
Ya que permiten a los pacientes tener algo tan básico como es dormir de forma fácil y reponedora.
¿Y tú qué opinas sobre los beneficios y los contra beneficios de tomar somníferos?
¿Alguna vez has tenido que consumir somníferos? ¡Nos encantaría conocer tu opinión y tu experiencia con estos medicamentos!