Un pinchazo que puede salvar a más de 3 millones de personas en un año
Durante la niñez los padres nos enseñan a cuidar nuestra salud con pequeñas acciones como cepillar los dientes o lavar las manos antes de comer, estas suelen ser diarias y no significan algún dolor. Aunque no todas son sencillas, utilizar una jeringa para tomar una muestra de sangre o administrar vacunas muchas veces impide estar tranquilos en un consultorio.
Sin embargo estas medidas son necesarias para el óptimo funcionamiento del organismo, la inmunización consiste en la administración de una dosis que nos protege de contraer enfermedades que en muchas ocasiones resultan ser fatales. Pero como no todo está dicho las diferencias no se hacen esperar ya que existen grupos antivacunas que se encargan de promover una vida sin estos productos. Solo tú podrías decidir qué camino elegir, para ello entonces debes conocer los beneficios y consecuencias que defienden.
¿Cuándo, cómo y por qué?
El comienzo de la utilización de las vacunas se remonta a la antigua China de modo que las evidencias son escritos del siglo XI en los que se hace referencia una forma primitiva de vacunación, que concretamente se conoce como «variolización«. El término se refiere a la inoculación del pus de la viruela que provoca esta enfermedad de forma atenuada y así inmunizaba al paciente. Para la época esta práctica no estaba exenta de riesgos ya que cierto número de vacunados contraían el virus en una forma grave, si la complicación no se atendía rápidamente morían. La variolización fue introducida en Europa específicamente en Gran Bretaña en 1721 de manos de Lady Mary Wortley Montagu.
Sin embargo la primera vacuna contra frente la viruela, fue descubierta por un médico rural inglés llamado Jenner en 1796. El profesional llevó a cabo su experimento de inmunización con linfa de viruela vacuna, es decir, una forma de viruela propia de las vacas que originó así el nombre. La idea surgió tras escuchar a una granjera del pueblo donde residía comentar que no contraería la “viruela mala” porque ya había pasado la de las vacas. Esta mujer lo decía porque en las vacas la enfermedad producía una erupción en sus ubres y por contacto, los ordeñadores podían contraer esta enfermedad que les brindaba protección frente a la de humanos. Jenner era un profundo observador que se dedicó por veinte años a estudiar este fenómeno y la forma de desarrollar el método de inmunización que culminó con la materialización de su investigación en una inyección.
Después del inglés, fue Louis Pasteur quien dio un gran paso en la historia al demostrar que si se administraba una forma debilitada del microorganismo que produce una infección se obtienen defensas más puras que introducen un germen productor de otra enfermedad muy similar a la que se quiere prevenir, tal como lo había hecho Jenner. Pasteur entonces desarrolló las vacunas contra el cólera de las aves y contra el carbunco aplicando su descubrimiento que en 1885 utilizó también en Joseph Meister. Esta fue conocida como la vacuna de la rabia para tratar al niño de nueve años de edad, se armó un gran revuelo tanto que fue censurado porque suponía la introducción deliberada de un microorganismo que se considera mortal en el cuerpo humano. Claramente se trataba de un microorganismo debilitado, fue tratado convenientemente en un laboratorio y aunque fue cuestionado el experimento fue un rotundo éxito. Para finales del siglo XIX se registró el desarrollo de vacunas de microorganismos muertos para enfrentar el tifus, el cólera y la peste.
El siguiente paso fue la inactivación química de toxinas, gracias a ello se consiguieron los primeros toxoides: tétanos y difteria. La dosis contra la tuberculosis se desarrolló en 1909, contra la fiebre amarilla en 1935 y contra el virus influenza A en 1936. Sin embargo la edad de oro de la vacunación comenzó en 1949 con la implementación de la inyección para tratar la poliomielitis, sarampión, la parotiditis y la rubéola.
Con la utilización de los microorganismos vivos en esa época se creó la antitifoidea, además gracias a los avances en el campo se implementaron las vacunas inactivadas frente a la poliomielitis, la rabia, la encefalitis japonesa y la hepatitis A.
Durante las décadas de 1970 y 1980 se formularon las que contenían proteínas purificadas o polisacáridos capsulares que no aportaban células sino una pequeña parte de microrganismos, suficiente para obtener la respuesta defensiva que se espera frente a la enfermedad. Ejemplos de ellas son la antimeningocócica, la antineumocócica y la primera generación de Haemophilu influenza tipo B.
Posteriormente inició la era de las conjugadas, y más adelante gracias al uso de la ingeniería genética la formulación de vacunas de hepatitis B que se clasifica entre las de ADN recombinantes.
¿Cómo funcionan?
Pese a que en una charla nos hayan explicado la reacción de los medicamentos en el cuerpo humano, siempre existe la duda de cómo actúan sobre el organismo y más en el caso de las vacunas porque generalmente lo que figura es el hecho de que son dosis de la misma enfermedad que se quiere tratar.
Para ayudarlo a entender es necesario primero conocer la información sobre el sistema inmunitario y sus funciones. Si una persona se enferma dicho sistema debe combatir al organismo invasor por medio de los glóbulos blancos que empiezan a crear proteínas llamadas anticuerpos, estas localizan el agente infeccioso y crean una contraofensiva. En este punto los gérmenes posiblemente ya tuvieron oportunidad de ocasionar algunos síntomas, a veces la respuesta de los anticuerpos llega demasiado tarde y el retraso puede ocasionar una infección grave, vulnerabilidad que pone en peligro la vida.
Existe otro punto importante que tal vez escuchamos pero lo olvidamos rápidamente, los anticuerpos incluso después de haber hecho su trabajo no desaparecen de nuestro cuerpo. Permanecen en el flujo sanguíneo por si los gérmenes vuelven a aparecer, con frecuencia pueden evitar la infección del todo o detenerla aún antes de que aparezcan los primeros indicios del malestar. Es por eso que si tuviste paperas o sarampión cuando eras niño no volviste a padecerla sin importar las veces que se estuvo expuesto a la misma infección.
Debes saber que los anticuerpos son bastante específicos, si se han creado en respuesta al virus del sarampión no funcionarán contra la varicela, sin embargo algunos pueden diferir de este tipo y protegerlo contra similares bacterias. Ahora el escenario incluirá a las vacunas, precisamente porque estas cuentan con los anticuerpos para combatir infecciones. Después del pinchazo que muchos temen, los anticuerpos comienzan a trabajar antes de que se desarrolle la primera infección siendo posible porque en su composición está una versión debilitada de la bacteria o del virus responsable de la enfermedad. En algunos casos están compuestas de formas muertas del organismo que está así como una manera de preservar su capacidad de inmunidad, en otras se usa una toxina inactivada que básicamente es una parte del agente infeccioso.
Cuando se administra el medicamento nuestro sistema inmunológico detecta este germen debilitado, muerto, o parte de él, y reacciona como lo haría cuando ocurre una nueva infección completa. Se forman los anticuerpos contra el material que permanecen en el cuerpo listos para reaccionar si ataca el organismo infeccioso real. En cierto sentido, y es quizás el fundamento que recuerdes, el material engaña al cuerpo como si está siendo atacado para que el mismo cree armas que proporcionarán una defensa cuando la infección real se vuelva una amenaza.
Algunas veces una dosis es suficiente para proteger a una persona pero con frecuencia se necesitan más dosis de vacunas, por esta razón periódicamente se aplican refuerzos. Por ejemplo, el anticuerpo contra el sarampión dura de por vida pero el de tétanos puede debilitarse, así que son necesarias otras dosis. También puede darse el caso de que algunos virus como el de la gripe cambien lo suficiente para volverse inefectivos a los anticuerpos existentes, por es por ello que la inyección contra la influenza es necesaria cada año.
¡Por cierto! Los recién nacidos son inmunes a algunas infecciones gracias a que reciben de su madre los anticuerpos pero dicha protección empieza a desvanecerse en el primer mes de vida. Esta vulnerabilidad motiva a los médicos a realizar hincapié en seguir el programa de vacunación recomendado para cada bebé conforme crezca.
Las madres son las encargadas de velar que el programa de vacunas se realice correctamente, dicha tarea se complica cuando sabemos que un médico debe inyectarnos. Muchas personas huyen de los consultorios, este temor es real y es parte de las numerosas fobias existentes que suelen atacar a los seres humanos con miedos injustificados, irracionales e incontrolables. Esta situación se origina por el miedo a una situación u objeto que proporcionen peligro, incluso el escalofrío que produce una inyección. La fobia se llama tripanofobia y se convierte en un serio problema entre personas que requieren del piquete médico, como los diabéticos. ¿Eres tripanofobico?
¿Son todas las vacunas iguales?
Existen muchos tipos que se diseñaron para enseñar al sistema inmunológico cómo combatir ciertos tipos de gérmenes y enfermedades graves, los aspectos a considerar por parte de los científicos son la respuesta que se espera, quienes necesitan vacunarse, el enfoque que requieren y la tecnología con la que cuentan. En base a estos factores las principales que se han creado son las vacunas vivas atenuadas, inactivas, recombinantes y con toxoides.
Las primeras utilizan la palabra “vivas” porque son una forma debilitada (o atenuada como ya se mencionó) del germen que causa una enfermedad. Dado que son tan similares a la infección natural crean una respuesta inmunitaria muy fuerte y de larga duración, solo una o dos dosis pueden protegerte durante toda la vida. Sin embargo tienen limitaciones, no todos cuentan con la posibilidad de que se les administre dado que contienen una pequeña cantidad de un virus vivo debilitado, deben hablar con su médico antes quienes padezcan de sistemas inmunitarios debilitados, problemas de salud a largo plazo o si han tenido una cirugía de trasplante de órganos. Representa un obstáculo la necesidad de refrigeración por lo que no se puede viajar con ellas, impedimento para trasladarlas a países con acceso limitado de refrigeradores. Se utilizan para proteger contra sarampión, paperas, rubéola, viruela, varicela y fiebre amarilla.
Por su parte las vacunas inactivadas emplean la versión muerta del germen que causa una enfermedad, sus efectos no suelen proporcionar una inmunidad tan fuerte como el tipo anterior por tanto es posible que necesite varias dosis de refuerzo. Estas son eficaces contra la Hepatitis A, Influenza, Polio y Rabia.
Las siguientes suele encontrarse con solo alguno de sus nombres o un título general que incluya vaque son subunidades, recombinantes, polisacáridas y combinadas. Estas utilizan partes específicas del germen, por ejemplo su proteína, azúcar o la cápsula (según sea determina el nombre). Debido a que utilizan partes ofrecen una respuesta inmunitaria fuerte dirigida a puntos claves, se pueden utilizar en prácticamente cualquier persona que las necesite. La única limitación es que posiblemente necesite vacunas de refuerzo para contar con protección continua contra las enfermedades. Ayudan frente a la Hepatitis B, Virus de Papiloma Humano, tos ferina, enfermedad neumococica y meningococica.
Por ultimo tenemos las toxoides que están compuestas una toxina, es decir un producto nocivo, fabricada a partir del germen que origina una enfermedad. Crean inmunidad únicamente a las partes del germen por ello al igual que otros tipos de vacunas es posible que se deba recurrir a dosis de refuerzo para tener protección continua. Los toxoides se utilizan para proteger contra la difteria y tétanos.
Ten en cuenta que independientemente de la edad, todos necesitamos las necesitamos para contar con protección ante afecciones graves y, a veces, mortales. Las que recibimos cuando estábamos pequeños puede que desaparezcan con el tiempo como se dijo antes, y ahora hay más disponibles. ¡Averigua cuales necesitas!
Las específicas en la adultez se determinan según tu edad, trabajo, estilo de vida, afecciones que tengas, lugares de destino si piensas viajar y las que hayas recibido en el pasado. Lo recomendable es contar con la vacuna de la Influenza (gripe) estacional, la Tosferina, Tétanos y difteria (cada 10 años después de la última dosis), Culebrilla (mayores de 50 años) y Enfermedad neumocócica (65 años y mayores) si fumas cigarrillos. Otras vacunas que podría necesitar son las más comunes como la varicela, sarampión y rubeola.
¡Avances gratificantes!
En 2017 se realizaron numerosas investigaciones que generaron satisfacción en el gremio científico pues cada vez se acercan más a la cura de enfermedades por medio de tratamientos innovadores. También se produjeron avances espectaculares en el campo de las vacunas ya que se probó con éxito una nueva que cuenta con la recomendación de la OMS (Organización Mundial de la Salud) que previene 9 de 10 casos de fiebre tifoidea. La noticia es importante para los 22 millones de afectados cada año generalmente en países pobres que no disponen de un sistema de sanidad eficiente para la población.
Además, el 90% de voluntarios que recibieron una dosis de ensayo mostraron una respuesta inmune al virus Zika en tres procedimientos realizados con humanos por la Universidad de Saint Louis, la primera inyección experimental para el virus también funcionó. El progreso permitirá contrarrestar el contagio por mosquitos de la especie Aedes evitando la microcefalia y otros problemas de salud graves en las mujeres infectadas.
Estudios efectuados en el año en curso ofrecen esperanza para la creación de vacunas contra el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Los individuos de aproximadamente 20 años de edad infectados hoy en día pueden esperar vivir 53 años más y es posible que nunca desarrollen SIDA debido a los tratamientos antirretrovirales que se les administra. Fue un paso enorme ya que en la década de 1980 la esperanza de vida promedio tras desarrollar SIDA era de uno a dos años. Pero aunque los tratamientos funcionan desafortunadamente de acuerdo a las Naciones Unidas las cifras de contagio siguen siendo alarmantes: alrededor de 1,8 millones de personas contrajeron el virus en 2016.
El encargado de los estudios señaló que constan de dos ensayos clínicos que se llevan a cabo en Sudáfrica, en parte son financiados por los Institutos Nacionales de Salud (NIH). La prueba bautizada como Imbokodo significa roca en referencia a la fuerza de las 2.600 mujeres en África inyectadas para evaluar la seguridad y eficacia de la dosis que se está probando; esperan resultados para 2021.
Otro estudio explora una versión renovada de las vacunas experimentales que promete ser importante en Tailandia, para ella anticipan resultados a finales de 2020.
Afortunadamente ambos ensayos representan ser los mejores esfuerzos de la ciencia para el desarrollo de una inyección que prevenga la infección de VIH, históricamente su búsqueda ha sido un completo desafío debido a las propiedades únicas del virus que incluyen su capacidad de mutar rápidamente y además la diversidad genética global.
Estas son productos biológicos, y en general muy seguras, pero igualmente muchas personas pueden oponerse a ellas asumiendo que como cualquier producto que se introduce en el cuerpo tiene riesgos. A continuación explicamos los aspectos positivos y negativos presentes en el debate.
VENTAJAS
Salvan vidas. Parte de las enfermedades infecciosas pueden tener consecuencias graves e incluso ser mortales, por ello es importante que toda persona cumpla con el calendario de vacunación para prevenir estas afecciones. Las vacunas constituyen una de las medidas de salud pública que más vidas han salvado diariamente en el mundo, la inmunización evita más de 6 millones de muertes cada año.
Controla, elimina y erradica enfermedades. La viruela es un ejemplo de las enfermedades erradicadas gracias a las vacunas. Si disminuye el número de personas inmunizadas en la población, enfermedades que ya no se suelen registrar porque fueron controladas, podrían reaparecer como brotes o epidemias.
Protección general. Si el microorganismo circula mucho menos se debe a una especie de barrera que evita que aquellos que no se han vacunado estén también protegidos. Esto se conoce como inmunidad comunitaria y está mayormente dado para quienes no se pueden vacunar por motivos de salud.
Imprescindibles para determinados grupos. Vacunarse es determinante para personas que padecen enfermedades crónicas como diabetes, obesidad y asmas, ya que evitan complicaciones de las mismas; también para mujeres en gestación que necesitan mantenerse saludables y muchas veces necesitan la administración de fármacos. Además para personas que en el desarrollo de su profesión tienen contacto con otras más vulnerables a ciertas infecciones y para quienes deben viajar a otro país solicitado como requisito de entrada al mismo.
Un derecho sin costo. Las vacunas son un instrumento de equidad ya que disminuyen la desigualdad durante la asistencia sanitaria beneficiando también a los más desfavorecidos. Aumenta la esperanza de vida con un gasto sanitario inferior si lo comparamos con el coste que supondría el tratamiento médico de esa enfermedad.
DESVENTAJAS
Medida radical. No existe garantía científica de que no se produzcan a medida que pasa el tiempo efectos indeseables. Ciertamente en determinadas enfermedades las complicaciones son graves y se debe considerar la posible vacunación, pero en aquellas que son benignas como el sarampión, padecer la enfermedad contribuye al desarrollo del sistema inmunitario para su óptimo funcionamiento. Las complicaciones son pequeñas si se aplica un tratamiento no supresivo adecuado, que origina en algunos casos una inmunidad permanente, mientras que la vacunación no asegura una protección definitiva.
Molestias. Hoy solo se toman en cuenta como efectos secundarios inmediatos dolor, hinchazón o enrojecimiento en la zona de la punción, además de fiebre. Pero los efectos de las vacunas a largo plazo son impredecibles y muy difíciles de evaluar, más cuando no existe entre los profesionales de la salud información certera sobre este problema.
Alergias. Se ha relacionado el incremento de material antigénico con mayor incidencia de enfermedades alérgicas, autoinmunes y degenerativas de acuerdo a estudios epidemiológicos. Un ejemplo es que se ha identificado un mayor riesgo de vasculopatías autoinmunes luego de la vacunación del virus del papiloma humano (VPH).
Situaciones favorecedoras. En el descenso de la incidencia de las infecciones es crucial tener en cuenta las condiciones de vida y especialmente la alimentación. Con toda probabilidad, mejorar la nutrición en los países subdesarrollados tendría un mejor efecto protector de las infecciones superior al que aportan las vacunas recordando que un cuerpo desnutrido no puede generar suficiente inmunidad.
Contribución cuestionada. Si se estudian los datos de personas que han muerto a consecuencia de enfermedades infecciosas, se comprueba han contribuido poco a la disminución de la problemática. El estudio de los McKinlay estima que 3,5% fue la aportación de las intervenciones médicas al descenso de la mortalidad infantil por la misma causa en los Estados Unidos. Las estadísticas españolas coinciden con los datos americanos. Otro ejemplo lo encontramos en los resultados extraídos de un documento español correspondientes a la mortalidad por difteria, ya descendía antes de 1965 cuando se introdujo la vacunación masiva.
Descuido. La idea falsa de que la vacunación es garantía de una protección total hace que descuidemos factores nutricionales y ambientales olvidando que unos buenos hábitos de vida protegen mucho mejor. La Academia Americana de Pediatría afirma que es menos probable que un niño tenga un problema de salud prevenible con inyecciones que lo sufra como consecuencia de tener padres fumadores.
Hipersensibilidad. Una reacción alérgica grave a algún componente contraindica la administración de nuevas dosis que contengan la sustancia causante de los síntomas. Los productos más alergénicos son los antibióticos neomicina y estreptomicina, las proteínas contenidas en el huevo, las gelatinas (con la varicela) y, en menos ocasiones, la levadura (con hepatitis B).
Rechazo. El movimiento antivacunas es fuerte y mediático en numerosos países gracias a los casos de padres que son reacios a las vacunas. Son varias las familias que han vivido experiencias dramáticas, Federico Sánchez preside la Asociación de Afectados por las Vacunas. Cuenta que su hijo empezó a sufrir convulsiones después de que le administraran una hexavalente, posteriormente fue diagnosticado con encefalopatía y murió. Motivados por encontrar una explicación los padres enviaron una muestra a un laboratorio estadounidense donde se concluyó que tenía entre un 30 y un 200% más de hidróxido de aluminio de lo que se indicaba en su ficha técnica. Antes de morir al pequeño le realizaron un test genético en el que se demostró que no desintoxicaba bien los metales pesados. Desde entonces, Federico y su mujer cambiaron radicalmente su visión respecto a las vacunas, su hijo las tuvo todas incluso aquellas no obligatorias pero ahora a su niña han decidido no inmunizarla.
Relación autoinmune. EL ASIA es el síndrome autoinmune inducido por los adyuvantes de las vacunas, fue identificado por primera vez en la revista Journal of Autoimmunology por el Dr. Yehuda Schoenfeld en el año 2011. El especialista explica que este un síndrome que incluye un amplio espectro de fenómenos neurológicos experimentados después de la inyección y que resultan de la exposición a sus ingredientes. Entre los síntomas están la debilidad, ansiedad, erupciones cutáneas, fatiga crónica y la aparición de una serie de enfermedades autoinmunes como por ejemplo el Lupus o la artritis reumatoide. Se creó un registro mundial de ASIA como una herramienta para permitir a los investigadores analizar los casos a nivel mundial y comparar las manifestaciones clínicas: en su primer mes se registraron 283 casos confirmados con un 73% de seguidos de la vacunación.
¿Te asusta el hecho de que el material inyectado es una parte de la enfermedad que tanto temes? ¿Crees que podrías ser víctima en cualquier momento de un efecto perjudicial? ¿Hace cuánto no recibes una vacuna? Responde en la caja de comentarios y haznos saber tu opinión